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Qué es la epilepsia? Causa y métodos de tratamiento.

Este completo artículo tiene como objetivo proporcionar una comprensión profunda de la epilepsia, un trastorno neurológico común caracterizado por convulsiones recurrentes . Discutiremos las diversas causas, técnicas de diagnóstico y métodos de tratamiento disponibles para pacientes con epilepsia. Este artículo está dirigido tanto a profesionales médicos como a personas interesadas en adquirir conocimientos sobre esta afección.

Qué es la epilepsia? Causa y métodos de tratamiento.

I. Introducción

A. Definición de epilepsia

La epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por convulsiones recurrentes no provocadas. Las convulsiones son episodios de actividad neuronal anormal, excesiva o sincrónica en el cerebro, que provocan movimientos involuntarios, cambios en la sensación, la conciencia o el comportamiento. La epilepsia afecta a personas de todas las edades, géneros y etnias y es uno de los trastornos neurológicos más comunes en todo el mundo. La Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) define la epilepsia como la aparición de al menos dos convulsiones no provocadas separadas por más de 24 horas, una convulsión no provocada con un alto riesgo de recurrencia o un diagnóstico de síndrome de epilepsia.

B. Epidemiología y prevalencia

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo tienen epilepsia, lo que la convierte en una de las enfermedades neurológicas más comunes a nivel mundial. La incidencia y la prevalencia de la epilepsia varían según la región, el grupo de edad y el nivel socioeconómico. En general, la incidencia de la epilepsia es más alta en los países de ingresos bajos y medios, y la prevalencia es más alta en niños y adultos mayores. La epilepsia puede tener un impacto significativo en la calidad de vida del individuo, lo que lleva al estigma social, la discriminación y un mayor riesgo de comorbilidades como la depresión y la ansiedad.

C. Resumen histórico

La historia de la epilepsia se remonta a las civilizaciones antiguas, y la evidencia de su existencia se encuentra en los escritos de las antiguas culturas griega, egipcia y mesopotámica. El término «epilepsia» se deriva de la palabra griega «epilēpsía», que significa «apoderarse» o «ser agarrado». A lo largo de la historia, la epilepsia se ha asociado con varios mitos, conceptos erróneos y estigmas. Alguna vez se creyó que era causado por posesión demoníaca, brujería o intervención divina. No fue sino hasta el siglo XIX que los avances científicos llevaron a una mejor comprensión de la epilepsia como una condición neurológica y al desarrollo de tratamientos efectivos.

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II. Tipos de epilepsia y convulsiones

La epilepsia es una condición compleja y diversa con numerosos subtipos y clasificaciones. Las convulsiones se pueden clasificar según su origen dentro del cerebro, el tipo de síntomas que producen y la causa subyacente. La Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE) ha establecido un sistema de clasificación que distingue las convulsiones según su inicio, el área del cerebro involucrada y el nivel de conciencia durante la convulsión.

A. Convulsiones focales

Las convulsiones focales, también conocidas como convulsiones parciales, se originan en un área específica o red de neuronas en un hemisferio del cerebro. Se pueden clasificar en convulsiones parciales simples y convulsiones parciales complejas según el nivel de conciencia durante el evento.

  1. Convulsiones parciales simples (convulsiones conscientes de inicio focal)

Las convulsiones parciales simples son convulsiones focales que no afectan la conciencia o la conciencia. La persona que experimenta la convulsión permanece completamente despierta y consciente de su entorno. Los síntomas dependen del área del cerebro involucrada y pueden incluir movimientos repentinos e involuntarios (síntomas motores), alteraciones sensoriales como hormigueo o entumecimiento, alucinaciones visuales o auditivas y cambios emocionales o cognitivos. Las convulsiones parciales simples a veces pueden progresar a convulsiones parciales o generalizadas complejas.

  1. Convulsiones parciales complejas (convulsiones de conciencia alteradas de inicio focal)

Las convulsiones parciales complejas implican una alteración de la conciencia, lo que conduce a un deterioro de la conciencia o la capacidad de respuesta durante la convulsión. La persona que experimenta la convulsión puede parecer aturdida, confundida o no responder y es posible que no recuerde el evento después. Estas convulsiones pueden implicar varios síntomas, incluidos movimientos repetitivos y sin propósito (automatismos), como relamerse los labios, frotarse las manos o tragar, así como alteraciones motoras, sensoriales o emocionales. Las convulsiones parciales complejas también pueden progresar a convulsiones generalizadas en algunos casos.

B. Convulsiones generalizadas

Las convulsiones generalizadas involucran ambos hemisferios del cerebro y no se limitan a un área específica o red de neuronas. A menudo dan como resultado una pérdida de conciencia y se pueden clasificar en varios subtipos según la naturaleza de los síntomas.

Convulsiones de ausencia (pequeño mal convulsiones)

Las crisis de ausencia se caracterizan por lapsos de conciencia breves y repentinos, que generalmente duran solo unos segundos. Son más comunes en los niños y, a menudo, se manifiestan como ataques de mirada fija o breves interrupciones en las actividades en curso. Las crisis de ausencia pueden ocurrir muchas veces al día y pueden confundirse con soñar despierto o falta de atención. Por lo general, no son convulsivos y no implican ningún síntoma motor.

Convulsiones tónico-clónicas (Grand Mal Convulsiones)

Las convulsiones tónico-clónicas son el tipo más conocido y dramático de convulsiones generalizadas. Se caracterizan por una fase tónica inicial, durante la cual la persona pierde el conocimiento y los músculos se endurecen, seguida de una fase clónica, en la que los músculos se contraen y relajan rápidamente, provocando convulsiones. Las convulsiones tónico-clónicas pueden durar varios minutos y pueden ir acompañadas de incontinencia, mordedura de lengua o lesiones por caídas o contracturas musculares. Posteriormente, la persona puede sentirse desorientada, fatigada o experimentar una pérdida temporal de la memoria.

Convulsiones mioclónicas

Las convulsiones mioclónicas consisten en espasmos musculares breves y repentinos que pueden afectar un solo músculo o un grupo de músculos. Estas convulsiones suelen ser muy breves, duran solo unos segundos y pueden ocurrir en grupos. Las convulsiones mioclónicas pueden ser un componente de varios síndromes de epilepsia, incluida la epilepsia mioclónica juvenil y el síndrome de Lennox-Gastaut.

Convulsiones clónicas

Las convulsiones clónicas implican contracciones y relajaciones musculares rítmicas y repetitivas sin una fase tónica precedente. Son relativamente raras en comparación con las convulsiones tónico-clónicas y ocurren principalmente en bebés y niños pequeños. Las convulsiones clónicas pueden durar varios minutos y pueden ir acompañadas de cambios en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la función respiratoria.

Convulsiones tónicas

Las convulsiones tónicas implican un aumento repentino del tono muscular, lo que hace que el cuerpo se vuelva rígido y rígido. Estas convulsiones suelen durar de unos segundos a un minuto y pueden provocar caídas o lesiones. Las convulsiones tónicas son más comunes en personas con síndrome de Lennox-Gastaut y otras formas graves de epilepsia.

C. Convulsiones de inicio desconocido

Las convulsiones de inicio desconocido son convulsiones que no se pueden clasificar definitivamente como focales o generalizadas debido a la falta de información o la incertidumbre sobre su origen dentro del cerebro. A medida que haya más información disponible a través de pruebas de diagnóstico u observación clínica, estas convulsiones pueden reclasificarse como focales o generalizadas.

D. Estado epiléptico

El estado epiléptico es una emergencia médica potencialmente mortal caracterizada por convulsiones continuas o que se repiten rápidamente sin recuperar el conocimiento entre episodios. Esta afección puede provocar daño cerebral grave o la muerte si no se trata de inmediato. El estado epiléptico puede ocurrir tanto con convulsiones focales como generalizadas y requiere intervención médica inmediata para controlar las convulsiones y prevenir complicaciones.

En resumen, la epilepsia es una condición compleja y diversa con varios tipos y subtipos de convulsiones. Comprender las diferencias entre las convulsiones focales y generalizadas, así como las características específicas de cada subtipo, es crucial para un diagnóstico preciso, un tratamiento eficaz y un manejo adecuado de la afección.

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tercero Causas de la epilepsia

La epilepsia puede deberse a varios factores subyacentes y, en muchos casos, se desconoce la causa exacta. Identificar la causa de la epilepsia es esencial para determinar las estrategias de tratamiento y manejo más adecuadas. Algunas causas comunes de la epilepsia incluyen:

A. Factores genéticos

Los factores genéticos juegan un papel importante en el desarrollo de la epilepsia. Se han identificado numerosos genes que están asociados con un mayor riesgo de epilepsia o síndromes de epilepsia específicos. Estos factores genéticos pueden causar epilepsia directamente o contribuir a su desarrollo en combinación con factores ambientales. La epilepsia genética se puede heredar o puede resultar de mutaciones espontáneas. Algunos síndromes de epilepsia genética bien conocidos incluyen el síndrome de Dravet, la epilepsia mioclónica juvenil y la epilepsia de ausencia infantil.

B. Anomalías cerebrales estructurales

Las anomalías estructurales en el cerebro también pueden causar epilepsia. Estas anomalías pueden resultar de trastornos del desarrollo, malformaciones cerebrales o lesiones adquiridas. Algunas anomalías estructurales comunes asociadas con la epilepsia incluyen displasia cortical, esclerosis del hipocampo, tumores cerebrales y malformaciones vasculares.

C. Lesiones cerebrales y trauma

Las lesiones cerebrales, como los traumatismos craneales, pueden conducir al desarrollo de epilepsia. Las lesiones cerebrales traumáticas pueden causar daño al tejido cerebral, lo que lleva a la formación de tejido cicatricial, que puede alterar la función cerebral normal y desencadenar convulsiones. El riesgo de desarrollar epilepsia después de una lesión cerebral depende de la gravedad y la ubicación de la lesión, así como de la edad y la predisposición genética del individuo.

D. Infecciones

Las infecciones del sistema nervioso central, como la meningitis, la encefalitis o el absceso cerebral, pueden causar epilepsia al dañar el tejido cerebral y alterar la función neuronal normal. Las infecciones también pueden desencadenar una respuesta inflamatoria en el cerebro, lo que lleva al desarrollo de convulsiones. La identificación y el tratamiento tempranos de estas infecciones son cruciales para prevenir complicaciones a largo plazo y el desarrollo de epilepsia.

E. Trastornos metabólicos

Los trastornos metabólicos que afectan la función del cerebro también pueden provocar epilepsia. Los ejemplos de trastornos metabólicos asociados con la epilepsia incluyen trastornos mitocondriales, trastornos del ciclo de la urea y deficiencia del transportador de glucosa. Estos trastornos pueden causar un desequilibrio en el entorno químico del cerebro, lo que lleva a una actividad neuronal anormal y convulsiones.

F. Trastornos del sistema inmunológico

Los trastornos autoinmunes e inflamatorios pueden causar epilepsia al atacar y dañar el tejido cerebral. Algunos síndromes epilépticos inmunomediados incluyen la encefalitis de Rasmussen, la encefalitis límbica y la encefalitis anti-receptor de NMDA. El tratamiento de estos trastornos a menudo implica la supresión del sistema inmunitario para evitar un mayor daño al cerebro.

G. Factores prenatales

Los factores prenatales, como las infecciones maternas, la exposición a fármacos o la falta de oxígeno durante el embarazo, pueden provocar el desarrollo de epilepsia en el niño. Estos factores pueden causar daño cerebral o anomalías en el desarrollo, lo que aumenta el riesgo de convulsiones más adelante en la vida.

H. Otras Causas

Otras posibles causas de la epilepsia incluyen la exposición a neurotoxinas, el abuso de drogas, la abstinencia de alcohol, los tumores cerebrales y los accidentes cerebrovasculares. En algunos casos, la causa de la epilepsia permanece desconocida, lo que se conoce como epilepsia idiopática.

En conclusión, existen numerosas causas potenciales de epilepsia, que van desde factores genéticos hasta lesiones cerebrales e infecciones. Identificar la causa subyacente es crucial para determinar el tratamiento y las estrategias de manejo más apropiados para las personas con epilepsia.

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IV. Diagnóstico y Evaluación

El diagnóstico de epilepsia implica una evaluación exhaustiva del historial médico del paciente, un examen físico y varias pruebas de diagnóstico. El objetivo principal de esta evaluación es determinar el tipo y la causa de las convulsiones, lo cual es esencial para seleccionar las estrategias de tratamiento y manejo más adecuadas. El proceso de diagnóstico normalmente implica los siguientes pasos:

A. Historial médico y examen físico

Un historial médico detallado y un examen físico son cruciales para diagnosticar la epilepsia. Durante este proceso, el médico recopilará información sobre los episodios de convulsiones del paciente, incluida la frecuencia, la duración y cualquier desencadenante específico. Además, el médico preguntará sobre el historial médico del paciente, los antecedentes familiares de epilepsia y cualquier posible factor de riesgo o causa subyacente. También se realizará un examen neurológico completo para evaluar la función motora, los reflejos, la función sensorial y las capacidades cognitivas del paciente.

B. Electroencefalograma (EEG)

Un electroencefalograma (EEG) es una prueba no invasiva que mide la actividad eléctrica del cerebro. Es una herramienta de diagnóstico crítica para la epilepsia, ya que puede ayudar a identificar el tipo de convulsión, localizar el foco de la convulsión y detectar actividad cerebral anormal, incluso entre episodios de convulsiones. Durante un EEG, se colocan electrodos en el cuero cabelludo del paciente y se registran y analizan las señales eléctricas generadas por el cerebro. En algunos casos, se puede realizar un EEG prolongado o un monitoreo de video-EEG para capturar la actividad de las convulsiones y proporcionar información más detallada sobre la epilepsia del paciente.

C. Técnicas de neuroimagen

Las técnicas de neuroimagen son esenciales para identificar anomalías estructurales del cerebro que pueden estar causando la epilepsia. Estas técnicas pueden ayudar a visualizar la anatomía del cerebro y detectar lesiones, tumores u otras anomalías que podrían ser responsables de las convulsiones. Las técnicas comunes de neuroimagen utilizadas en la evaluación de la epilepsia incluyen:

1. Imágenes por resonancia magnética (IRM)

La resonancia magnética nuclear (RMN) es una poderosa técnica de imagen que utiliza campos magnéticos y ondas de radio para generar imágenes detalladas de la estructura del cerebro. La resonancia magnética puede revelar anomalías cerebrales, como tumores, malformaciones y áreas de cicatrización, que pueden estar contribuyendo al desarrollo de la epilepsia. En algunos casos, se pueden usar técnicas avanzadas de MRI, como MRI funcional (fMRI) o imágenes de tensor de difusión (DTI), para proporcionar información adicional sobre la función y la conectividad del cerebro.

2. Tomografía computarizada (TC)

La tomografía computarizada (TC) es una técnica de imagen que utiliza rayos X para crear imágenes transversales del cerebro. Si bien no es tan detallada como la resonancia magnética, la tomografía computarizada puede ayudar a identificar anomalías cerebrales como tumores, hemorragias o calcificaciones que podrían estar causando convulsiones. La TC se usa a menudo en situaciones de emergencia para evaluar rápidamente el cerebro del paciente en busca de anomalías estructurales significativas.

3. Tomografía por emisión de positrones (PET)

La tomografía por emisión de positrones (PET) es una técnica de imagen funcional que utiliza trazadores radiactivos para visualizar la actividad metabólica del cerebro. La PET puede ayudar a identificar áreas del cerebro con actividad metabólica anormal, lo que puede estar relacionado con el inicio de las convulsiones. Esta información puede ser particularmente útil en la evaluación de pacientes candidatos a cirugía de epilepsia.

4. Tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT)

La tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) es otra técnica de imagen funcional que utiliza trazadores radiactivos para visualizar el flujo sanguíneo y la actividad metabólica en el cerebro. La SPECT puede ayudar a identificar el foco de las convulsiones al detectar áreas de aumento del flujo sanguíneo durante una convulsión (SPECT ictal) o áreas de disminución del flujo sanguíneo entre convulsiones (SPECT interictal). Esta información puede ser valiosa en la evaluación prequirúrgica de pacientes con epilepsia.

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V. Métodos de tratamiento para la epilepsia

El objetivo principal del tratamiento de la epilepsia es controlar las convulsiones, minimizar los efectos secundarios y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones de tratamiento varían según el tipo de epilepsia, la causa subyacente y las necesidades específicas del individuo. Algunos de los métodos de tratamiento más comunes para la epilepsia incluyen:

A. Medicamentos

Los medicamentos antiepilépticos (FAE) son el tratamiento de primera línea para la mayoría de las personas con epilepsia. Estos medicamentos funcionan alterando la actividad eléctrica en el cerebro para prevenir la aparición de convulsiones. Hay muchos AED diferentes disponibles, y la elección del medicamento depende del tipo de convulsiones, la edad del paciente, los posibles efectos secundarios y cualquier posible interacción farmacológica.

1. DEA de primera generación

Los AED de primera generación incluyen medicamentos más antiguos como fenobarbital, fenitoína, carbamazepina y ácido valproico. Estos medicamentos se han usado ampliamente durante décadas y pueden ser efectivos para controlar varios tipos de convulsiones. Sin embargo, pueden tener más efectos secundarios en comparación con los AED más nuevos y, por lo general, se reservan para casos en los que los medicamentos más nuevos no son efectivos o no se toleran bien.

2. DEA de segunda generación

Los AED de segunda generación son medicamentos más nuevos que generalmente tienen menos efectos secundarios e interacciones farmacológicas en comparación con los AED de primera generación. Los ejemplos de AED de segunda generación incluyen lamotrigina, levetiracetam, topiramato y zonisamida. Estos medicamentos a menudo se prefieren como opciones de tratamiento de primera línea para la epilepsia.

B. Cirugía de epilepsia

La cirugía de epilepsia se puede considerar para pacientes que no responden bien a la medicación o que tienen un foco convulsivo claramente definido que se puede eliminar de manera segura. El objetivo principal de la cirugía de epilepsia es extirpar o desconectar el área del cerebro responsable de las convulsiones mientras se preserva la función cerebral normal. Algunos tipos comunes de cirugía de epilepsia incluyen:

1. Cirugía Resectiva

La cirugía de resección implica la extirpación del tejido cerebral responsable de las convulsiones, como la extirpación de un tumor cerebral o la resección de una región específica del cerebro como el hipocampo en casos de epilepsia del lóbulo temporal mesial.

2. Cirugía de desconexión

La cirugía de desconexión tiene como objetivo interrumpir la propagación de la actividad convulsiva dentro del cerebro. Esto puede implicar procedimientos como la callosotomía del cuerpo, que corta la conexión entre los dos hemisferios del cerebro, o la transección subpial múltiple, que interrumpe las vías de convulsión dentro de la corteza.

3. Neuromodulación

Las técnicas de neuromodulación implican el uso de estimulación eléctrica para controlar las convulsiones. Estas técnicas incluyen la estimulación del nervio vago (VNS), la estimulación cerebral profunda (DBS) y la neuroestimulación receptiva (RNS). Estos dispositivos se implantan quirúrgicamente y pueden brindar una opción de tratamiento adicional para pacientes que no son candidatos para cirugía de resección o desconexión, o que no han logrado controlar las convulsiones con medicamentos.

C. Terapias dietéticas

Las terapias dietéticas pueden ser efectivas para algunas personas con epilepsia, particularmente para aquellas que no responden bien a los medicamentos o que no son candidatas para la cirugía. Estas dietas suelen ser altas en grasas y bajas en carbohidratos y funcionan alterando el metabolismo del cuerpo, lo que puede ayudar a reducir la frecuencia y la gravedad de las convulsiones. Algunas terapias dietéticas comunes para la epilepsia incluyen:

1. Dieta cetogénica

La dieta cetogénica es una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos que ha demostrado ser efectiva para reducir las convulsiones en algunas personas con epilepsia. La dieta obliga al cuerpo a usar grasas como energía en lugar de carbohidratos, lo que lleva a la producción de cetonas, que pueden tener un efecto protector contra las convulsiones.

2. Dieta Atkins modificada (MAD)

La dieta Atkins modificada es una versión menos restrictiva de la dieta cetogénica que permite más carbohidratos y proteínas. Se ha demostrado que es eficaz para reducir las convulsiones en algunas personas con epilepsia y puede ser más fácil de mantener a largo plazo en comparación con la dieta cetogénica.

3. Tratamiento de bajo índice glucémico (LGIT)

El tratamiento del índice glucémico bajo es una dieta que se enfoca en consumir alimentos con un índice glucémico bajo, lo que puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y puede reducir la frecuencia de las convulsiones en algunas personas con epilepsia. Esta dieta es menos restrictiva que la dieta cetogénica o la dieta Atkins modificada y puede ser más sostenible para algunos pacientes.

D. Modificaciones en el estilo de vida

Además del tratamiento médico, las modificaciones del estilo de vida pueden desempeñar un papel crucial en el manejo de la epilepsia. Estos cambios pueden ayudar a reducir la frecuencia de las convulsiones, mejorar la salud general y mejorar la calidad de vida del individuo. Algunas modificaciones importantes en el estilo de vida de las personas con epilepsia incluyen:

1. Manejo del estrés

El estrés puede ser un desencadenante significativo de convulsiones en algunas personas con epilepsia. Aprender técnicas efectivas de manejo del estrés, como la respiración profunda, la relajación muscular progresiva o la meditación consciente, puede ayudar a reducir la frecuencia y la intensidad de las convulsiones.

2. Higiene del sueño

La mala calidad del sueño o el sueño insuficiente pueden aumentar el riesgo de convulsiones en personas con epilepsia. Mantener una buena higiene del sueño, incluido el establecimiento de un horario de sueño constante, la creación de un ambiente cómodo para dormir y evitar los estimulantes antes de acostarse, puede ayudar a mejorar la calidad del sueño y reducir la frecuencia de las convulsiones.

3. Ejercicio

La actividad física regular puede beneficiar a las personas con epilepsia al mejorar la salud general, reducir el estrés y promover un mejor sueño. Sin embargo, es fundamental elegir actividades apropiadas y seguras, ya que algunos tipos de ejercicio pueden aumentar el riesgo de sufrir convulsiones o lesiones. Se recomienda consultar con un profesional de la salud antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.

4. Evitar los desencadenantes

Identificar y evitar desencadenantes específicos de las convulsiones puede ayudar a las personas con epilepsia a lograr un mejor control de las convulsiones. Los desencadenantes comunes incluyen estrés, falta de sueño, luces intermitentes y ciertos medicamentos o sustancias. Llevar un diario de las convulsiones puede ayudar a identificar los desencadenantes personales y guiar los planes de tratamiento individualizados.

En conclusión, existen varios métodos de tratamiento disponibles para personas con epilepsia, que van desde medicamentos y cirugía hasta terapias dietéticas y modificaciones en el estilo de vida. La elección del tratamiento depende del tipo de epilepsia, la causa subyacente y las necesidades y preferencias específicas del individuo. Es esencial trabajar en estrecha colaboración con un equipo de atención médica para desarrollar un plan de tratamiento personalizado que brinde el mejor control posible de las convulsiones y la mejor calidad de vida.

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